REGALAR CADA DIA EL CORAZON, ES COMO ABRIR LAS PUERTAS DEL CIELO…

Todo el mundo que nos rodea está viviendo su pequeñez y la imposibilidad de parar la pandemia que se hizo global. Y cuando un día tocaremos las puertas del Paraíso EL, PADRE BUENO nos dirá, que „todo lo que hicieron ustedes a uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron.” (Mt 25,40). No es fácil hoy inventarse la forma de acompañar a los enfermos y a los más necesitados. Todos vivimos nuestra frágil condición humana. SOLO DIOS BASTA – decía santa Teresa de Jesús… ¿Quién no pide hoy a Dios misericordioso que su gracia de sanación toque a la humanidad entera? 

“Para los que aman a Dios, todo les sirve para bien” (Romanos 8,  28). La pandemia en la que nos encontramos es un mal en sí mismo… pero podemos y debemos sacar provecho de ella, debemos leer este acontecimiento a la luz de la Palabra de Dios, sabiendo que Dios es capaz de sacar bien incluso partiendo de nuestros pecados y del mal que nosotros hacemos y organizamos en el mundo.

Que, en estos momentos tan duros para el mundo, a nadie le falte el pan. No  pedimos a Dios ni  dinero ni bienestar, no queremos riquezas para acumular. Solo Le pedimos, para todos, el pan de cada día. Que esta pandemia del coronavirus nos recuerde, para siempre, que lo primero de todo es la vida: que los hambrientos puedan comer, que los pobres dejen de llorar, que los países del bienestar acojamos a los migrantes y refugiados para que puedan sobrevivir y tener un hogar.

  Doy gracias a Dios por el don de su llamado a la misión entre los musulmanes. Pido que: la RESURECCION DEL SEÑOR LLENE NUESTRAS VIDAS  DE UN GOZO PERMANENTE Y NOS HAGA LOCOS EN AMOR A LOS MAS PEQUEÑOS DEL SEÑOR…

Nuestro hermano Joël nos ha dejado

Fr. Joël (Jean Paul) COLOMBEL

Loudéac (France) 04/08/1931 — Tanger (Maroc) 25/03/2020

Nuestro hermano Joël nos ha dejado

إنا لله و إنا إليه راجعون

(Somos de Dios y a él volvemos)

Jean-Paul Colombel, a quien todos conocemos con el nombre de «Padre Joël», nació en Loudéac, en Bretaña, el 4 de agosto de 1931. Muy pronto debido a la muerte de su padre, su madre se vio obligada a ir a trabajar a París para poder alimentar a su familia, de modo que vio separado de sus dos hermanas mientras vivía una infancia tranquila en el campo. La vocación al sacerdocio le resultó evidente desde muy pronto. Cuando tenía doce años su amor por Cristo le unirá a dos compañeros que nunca le fallarán: San Francisco de Asís, cuya vida le fue contada por un hermano durante el retiro de la profesión de fe lo y que siempre lo inspiraría; y Charles-André Poissonnier, discípulo de Francisco fallecido en 1938 en Marruecos, que había elegido recluirse en el pueblo de Tazert, a unos sesenta kilómetros de Marrakech, dedicando su vida al servicio de los enfermos en el dispensario, para encontrarse con el pueblo bereber con el que quería ser «bereber en medio de los bereberes» a través de la oración silenciosa y de la ofrenda a su nuevo pueblo. Jean-Paul se hará franciscano en Marruecos.

Después de su seminario menor seráfico en Fontenay-sous-Bois, respondió a la llamada del Comisionado Provincial para Marruecos que estaba buscando hermanos. A los 18 años, en septiembre de 1949, pisó África por primera vez. Sería para siempre. Entró en el noviciado el 4 de agosto del mismo año, se unió a un grupo de unos quince compañeros, todos más avanzados en edad que él, que habían eligieron Marruecos en el espíritu del hermano Charles-André Poissonnier. Era un apasionado por la lengua árabe (el clásico y el dialecto), las culturas marroquí y bereber, por el encuentro y el conocimiento del Islam. Mientras estudiaban en Francia, se sentían orgullosos de esta dimensión especial («somos para Marruecos»), del mismo modo que el grupo de los primeros hermanos vietnamitas que habían ido a estudiar a Francia.

El padre Joël pasaría diez años entre Europa y Marruecos, redescubriendo Bretaña durante dos años de filosofía, descubriendo Alemania durante su servicio militar, reexaminando la vida marroquí durante dos años de integración pastoral y lingüística, para luego, finalmente, sumergirse en sus estudios teológicos durante cinco años en el gran convento de estudios de Orsay en los suburbios parisinos. Fueron años de grandes cambios, con la Independencia de Marruecos (1956) y los inicios del Concilio Vaticano II (1958-1965). Nuestro joven hermano estaba entusiasmado con este mundo en transformación, que se estaba abriendo a un nuevo viento de libertad y creatividad que sentía la vena del Evangelio. A partir de este momento mantendrá un profundo afecto y veneración por el buen Papa Juan y por su máximo sucesor, Francisco, cuyas meditaciones le encantaba leer a diario. Se unió definitivamente a los hermanos menores en 1955 y fue ordenado sacerdote en Orsay por Mons. Amédée Lefèvre en 1960.

En 1961, una vez en Marruecos, el ahora «padre Joël» a petición de sus superiores, se sumergió en la vida parroquial: fue vicario y párroco en la Catedral de Saint Pierre de Rabat y en Notre Dame des Anges de Agdal en Rabar, Roches Noires en Casablanca y Saints Martyrs en Marrakech. Todos recuerdan su dulzura, su escucha y su asombrosa disponibilidad, especialmente hacia los más pobres: ¡cuántos hermanos sentados a mesa lo habrán esperado mientras iba a atender al Cristo que llamaba a la puerta! Apasionado por las alegrías y los sufrimientos de todos los que se le confían directamente (voluntarios, ancianos franceses, jóvenes expatriados…), sin embargo, continuaba cultivando discretamente su amor por el país, de modo particular seguía trabajando todos los días la lengua árabe. Una doble fidelidad que no siempre se entendía bien, durante una de sus primeras misas en Marrakech, cuando cantó el Padre Nuestro en árabe: un feligrés decía «¡Has visto a nuestro párroco, reza en bretón!» Nada le impidió nunca profundizar en su principal interés, entablando amistades profundas con los marroquíes más sencillo, tal como un vecino marroquí le había recordado una vez, «era sacerdote no solo por ¡Cristianos, sino para todos!”

De 1970 a 1976, los 50 hermanos de la zona francesa de Marruecos le pidieron a Joël que se responsabilizara de la Custodia. Se dedicó al cuidado de los hermanos, destacando por su libertad de Espíritu en el servicio a de todos. Le tocó gestionar la vinculación de la Custodia de Marruecos a la Provincia de Lyon (en Francia) y la fundación de una casa para los antiguos misioneros de Marruecos a Célony en los suburbios de Aix-en-Provence. Debido a su antiguo cargo, también le tocó pronunciar la homilía en el funeral del padre Jean-Mohammed Abd El-Jalil, un musulmán marroquí que se hizo cristiano y luego franciscano en la década de 1930. Para nuestro hermano, el «Padre Jean» fue un modelo, un precursor en el camino, tanto por su conocimiento íntimo del Islam (la fe de sus padres) como por la forma en que vivió su conversión: no como una ruptura sino como una continuidad y una conquista. En el corazón de la fe de nuestro hermano Joël se encontraba siempre esta unidad fundamental de nuestro destino en Dios.

Después de más de diecisiete años en Marrakech como párroco, el hermano Joël fue enviado a Meknes en 1990. Se cumplía su sueño de poder vivir en un mundo completamente musulmán y no tan solo en un entorno cristiano con amistades musulmanas en el exterior. Se deja adoptar por muchas personas que consideran a este fraile anciano, que no ahorra su tiempo ni sus esfuerzos por ellos, como la baraka (bendición) del vecindario. Improvisa como profesor de francés, un curso de alfabetización para mujeres analfabetas, profundamente conmovidas por su amor y paciencia. ¡Cuántas solicitudes de visas, gestiones para pensiones, folletos para eventos culturales o tareas universitarias no ha corregido! Y cuando la gente necesita el inglés: ¡él lo enseñará aprendiendo junto a los estudiantes! Los domingos se sumerge en la pequeña comunidad de fieles en Azrou en la alegría del ecumenismo. En la casa se suceden hermanos de todo el mundo ante la invitación del Ministro general. En el vecindario la amistad los une a todos. El corazón de nuestro hermano se abre a esta libertad franciscana a escala mundial.

Tras varias dificultades de salud, entre 2012 y 2013 se hacen sentir los efectos de la edad especialmente en la subida de las escaleras de la casa de Meknes, en septiembre de 2015 el hermano Joël fue enviado a Tánger. Allí, descubrió la alegría del idioma español, y el mundo de los estudiantes y migrantes subsaharianos. Todos lo adoptaron como un padre cuyo consejo y bendición todos buscaban, ya sea antes de cruzar la frontera o ante un partido de fútbol. En los últimos años descubrió una nueva gran alegría en la pastoral de prisiones donde acompañando a estos hermanos, sabe mostrar la ternura de Cristo a quienes no tienen a nadie. Las monjas de Tánger a las que sirvió durante estos años, en inglés, árabe, italiano o español, había encontrado en él ese ser unificado que sabe recordarnos constantemente lo único esencial que es Dios.

Nosotros sus hermanos, conservaremos de él, el testimonio de este hombre frágil que solo podría dejar pasar a través de él la fuerza del Espíritu de Amor. Muchas veces oímos como su voz cantaba el antiguo cántico Umbro del hermano Sol de San Francisco y este recuerdo constante de la carta de San Francisco a un ministro: “En esto quiero saber que amas al Señor, y me amas a mi su siervo, que no haya en el mundo ningún hermano, que mucho que haya pecado, se aparte de ti sin haber vito en tus ojos la misericordia”

El día 29 de marzo de 2019, en la ciudad de Tánger, nuestro hermano Joël pasó de este mundo al Padre.

¡Gracias, Joël, y que tengas un buen viaje en tu Señor!

#CírculosDeSilencioEnCasa

MANIFIESTO: “Ahora más que nunca, con las personas olvidadas”

#círculosdesilencioencasa

La situación de “Estado de alarma” decretada por el gobierno español ante la epidemia del coronavirus ha supuesto el masivo confinamiento de la población en los hogares, resumido en el hashtag #QuédateEnCasa. También ha conllevado una gravísima crisis económica, con la apertura de ERTEs en innumerables empresas y la pérdida de empleo para muchos cientos de miles de personas. Mientras, los contagios aumentan y las víctimas del virus no dejan de multiplicarse. Con ellas, crece el dolor y la preocupación de las familias.

En estas circunstancias, no podemos dejar de alzar la voz por las personas migrantes, que encarnan, muy a pesar suyo, a las víctimas de siempre, también de ahora. Ellas han encontrado sus posibilidades de sobrevivir en trabajos muchas veces precarios que exigen deambular por las calles -manteros-; ellas han asumido muchos de los trabajos de cuidados en los hogares españoles; ellas afrontan también en un elevado porcentaje tareas agrícolas en condiciones a menudo muy difíciles; ellas -en especial las mujeres- son víctimas de la trata y se ven abocadas a la prostitución; ellas, por último, se encuentran a menudo recluidas en los CIEs por no cometer más delito que haber huido de las guerras, el hambre, la pobreza…

Son también no pocas personas migrantes, junto a otras muchas empobrecidas y marginadas, las primeras que no pueden cumplir el requerimiento del gobierno de recluirse en sus hogares porque viven en la calle o en campamentos improvisados junto a las grandes explotaciones agrícolas donde trabajan o en prostíbulos o en cárceles o en los CIEs, o en pisos diminutos que comparten porque no pueden permitirse nada mejor, igual que muchas otras personas víctimas de la pobreza y la exclusión… En definitiva, hablamos de una parte de la población, de vecinos y vecinas que no pueden cumplir el requerimiento del gobierno porque no tienen casa, porque no tienen algo a lo que puedan llamar hogar.

Estos días hemos recibido con esperanza la noticia de que están “desalojando” algunos CIEs (en Aluche, Barcelona, Valencia…) para evitar el contagio de sus internos.  Pero no somos ingenuos: la medida se debe a las reclamaciones de las organizaciones de derechos humanos, a las protestas de los internos y a la preocupación porque haya allí un contagio masivo que ponga -más aún- en evidencia las condiciones de hacinamiento en las que (mal)viven los internos, y sobre todo se debe a la imposibilidad de expulsarlos por el cierre de fronteras. En todo caso, El Defensor del Pueblo ha solicitado al Gobierno, sumándose a la reclamación de numerosas organizaciones y colectivos, la liberación de todas los inmigrantes de los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) de España. Enseguida surge la pregunta de si las personas allí recluidas recibirán opciones para acogerse en condiciones dignas bajo un techo. De momento, el  gobierno libera a las que tienen residencia estable; para las que carecen de ella, dice estar buscando alternativas humanitarias… que  esperemos lleguen lo antes posible.

Recientemente, Leilani Farha, relatora especial de Naciones Unidas, era muy clara al referirse a la situación de muchas familias y personas sin una vivienda digna: “Insto a los estados a que tomen medidas extraordinarias para garantizar el derecho a la vivienda para que todos puedan protegerse contra la pandemia”. Y añadía con rotundidad: “La vivienda se ha convertido en la primera línea de defensa contra el coronavirus. El tener un hogar, ahora más que nunca, es una situación de vida o muerte”. No se puede hablar más claro.

Por todo ello, nos sumamos a muchas personas, organizaciones y colectivos de derechos humanos y exigimos:

  • Frenar las repatriaciones y cualquier otra medida de orden judicial o administrativo que ponga en riesgo a personas que ante todo deben tener garantizadas las necesarias medidas de protección sanitaria. Recordemos además que el mantenimiento de estas políticas solo contribuye a coartar la consulta de las personas migrantes sin papeles en los centros de salud cercanos.
  • Cerrar los CIEs y ofrecer alternativas habitacionales dignas a las personas que no tengan una vivienda estable; además, deberán garantizarse condiciones de seguridad sanitaria adecuadas en todos los albergues y alojamientos para personas sin residencia fija que estén allí de forma temporal, mientras no se les ofrece una alternativa más idónea.
  • Combatir y denunciar las afirmaciones de carácter xenófobo que busquen estigmatizar a las personas migrantes, especialmente cuando proceden de organizaciones y medios con evidente poder mediático.
  • Compromisos explícitos por parte de los poderes políticos y mediáticos para promover una información argumentada en positivo sobre las aportaciones que hace la población migrante y refugiada a nuestra sociedad, al tejido económico mediante el consumo y el pago de impuestos, a la potenciación de los cuidados, a los trabajos en la agricultura y la construcción, a la recuperación y regeneración del tejido social, cada vez más envejecido…

En estos días, como si despertáramos a una nueva realidad, somos más conscientes que nunca de lo que es importante en la vida: la libertad de movimientos, de desplazarte a donde te plazca (los vuelos procedentes de España han sido restringidos en muchos países); el placer de gozar de un paseo, sin rumbo fijo, solo porque sí; la alegría de encontrarse con las personas amigas, con las vecinas, con la gente de nuestro entorno; la maravilla de la caricia, del beso, del abrazo; el valor de los trabajos de cuidados y de quienes producen nuestros alimentos, en manos muchos de ellos de las personas migrantes y precarizadas…

Surge una esperanza… Esta crisis ha puesto de manifiesto nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad. Acaso ahora, que han caído nuestras seguridades, acaso ahora, que el estado de bienestar se tambalea, podamos liberarnos de los miedos que llevaron a cerrar todas las fronteras a las personas migrantes y refugiadas. Tal vez podamos, ahora, por fin, abrir los ojos y los brazos a quienes vienen del sur buscando un mundo mejor y pueden ayudarnos a construirlo.

Podríamos terminar este manifiesto exigiendo un cambio en las políticas migratorias en nombre de las víctimas, porque hemos asumido tácitamente ese juego del lenguaje que nos lleva a distinguir entre nosotras y ellas, las otras, los de fuera. Pero no queremos caer   en ese juego. Así que lo vamos a hacer en nuestro propio nombre, en nombre de buena parte de la sociedad española y europea, que quiere otro mundo posible, necesario y cada vez más urgente. En nombre de muchas personas, organizaciones y colectivos; en nombre de una dignidad manchada y escarnecida; en nombre de una vergüenza infinita; en nombre, también, porque son fruto nuestro, de nuestras víctimas, que pueblan los fondos del mar Mediterráneo.

Un poeta escribió una vez: “Vendrá un día más puro que los otros […]. Un fulgor nuevo envolverá las cosas”. Vendrá un día más puro que los otros, un día en el que la solidaridad sea el pan tierno de cada día, un día en el que ya no haya CIEs, refugiadas, sin papeles, extranjeras, sin hogar, maltratadas, explotadas, ninguneadas, olvidadas, nadies…

Ese día puede ser HOY.

#CírculosDeSilencioEnCasa

Descargar Manifiesto en FRANCÉS

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COMUNICADO IMPORTANTE (COVID-19)

CARTA AL PUEBLO DE DIOS – 3

POR SOLIDARIDAD, POR RESPONSABILIDAD Y POR PRUDENCIA, RENUNCIAMOS A TODO ACTO PÚBLICO EN NUESTRAS IGLESIAS

Queridos hermanos y hermanas de la arquidiócesis de Tánger:

Recibir una vez más mi saludo fraterno y cordial. Dado que la situación en relación a la pandemia del coronavirus evoluciona y cambia cada día, y con ella las indicaciones de las autoridades civiles al respecto, me siento en la necesidad de dirigiros esta comunicación, a modo de ampliación y continuación de la Carta que os dirigí hace cuatro días (sábado 14 de marzo)

En efecto, la gravedad de la situación se amplía en el mundo y también en Marruecos. Por eso, y después de una rápida consulta a los sacerdotes, os comunico mi decisión de

ANULAR TODO ACTO PÚBLICO DE CULTO EN LA DIÓCESIS DE TÁNGER,

especialmente las misas del domingo y los viacrucis de los viernes, pero también las misas de diario, hasta nuevo aviso; esto no incluye las misas celebradas para las religiosas en sus capillas privadas.

¿POR QUÉ ESTA DECISIÓN?

Si nosotros tuviésemos a disposición una vacuna, un remedio contra el virus, ¿sería de buenos cristianos no ponerla a disposición de todos? Pues, hoy por hoy, en ausencia de una vacuna o de un medicamento, la única medida que contribuye a frenar esta plaga es la limitación, o incluso la supresión, de los desplazamientos, movimientos contactos y encuentros.

Anular nuestros actos comunitarios est, pues, un acto de prudencia y de caridad, de amor al prójimo. Os recuerdo que lo hacemos no por miedo, sino por amor.

Esta decisión la tomo, pues, en primer lugar, por responsabilidad, por prudencia y por amor, porque no tenemos el derecho ni de exponernos personalmente ni de exponer a nuestros hermanos y hermanas a un más extendido contagio.

En segundo lugar, tomo esta decisión también por solidaridad con nuestros hermanos musulmanes, que no tienen acceso a sus lugares de culto y que rezarán en sus casas; por solidaridad con nuestros hermanos judíos, quienes han suspendido todas las oraciones en las sinagogas del Reino; pero también por solidaridad con todos los cristianos que no tienen acceso a sus iglesias en Francia, Italia, España y en otros numerosos países. Finalmente, por solidaridad con el conjunto de la nación y con los ciudadanos del mundo entero.

NUESTRA VIDA CRISTIANA DEBE INTENSIFICARSE

Esta medida no tiene como propósito disminuir nuestra fe ni nuestra vida cristiana. Al contrario, debe estimularnos a rezar más, a intensificar nuestro contacto personal con el Señor, a sentirnos espiritualmente unidos al Cuerpo de Cristo del que somos parte. ¡Son “las iglesias” (edificios) lo que cerramos temporalmente, no “la Iglesia de Jesucristo” (comunidades cristianas)!

Pido a los sacerdotes que sigan celebrando la Eucaristía cada día, sin pueblo físicamente presente, pero haciendo presente a toda la comunidad y uniéndose espiritualmente a la Iglesia universal.

Les pido también que continúen estando disponibles para quienes quieran venir a ellos para confesarse o consultar, como también que faciliten el acceso a la capilla o iglesia si alguien quiere rezar individualmente allí o recibir la comunión. Si llega el momento, y si las circunstancias lo permiten y demandan, estaremos también disponibles para responder a las llamadas de los enfermos o de sus familia.

La caridad deberá inspirarnos otras formas de servir a nuestro prójimo en las circunstancias presentes: ayudar a las personas ancianas, visitar a quienes viven en soledad, prestar servicios sencillos a los vecinos, acompañar y ayudar a las personas en dificultad, siempre en el respeto de las consignas de seguridad y la “distancia social” recomendada.

MANTENER SOLO LAS ACTIVIDADES INDISPENSABLES

Está claro que tenemos que reducir al mínimo las actividades pastorales y de todo otro tipo, sobre todo si implican la participación de grupos de personas y el desplazamiento. A este respecto tenemos que seguir estrictamente las indicaciones de las autoridades civiles.

Con el Papa, recemos a la Virgen María para que Ella venga en nuestra ayuda:

“Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.
Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos,
que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación de todos los pueblos,
sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea,
pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos
y ha cargado nuestros dolores para conducirnos,
a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita”.

 

 

Que Dios nos acompañe y bendiga.
+Cristóbal Cardinal López Romero, sdb Arzobispo de Rabat
Administrador apostólico de Tánger

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El Monasterio de las Franciscanas en Marruecos

Un monasterio para hacer presente a la Iglesia en el Marruecos vaciado

Tres religiosas están dando sus primeros pasos en el monasterio de Tazert, en una zona rural de Marruecos. Son las responsables de mantener una presencia de ocho décadas que combina la espiritualidad franciscana con el anhelo de Charles de Foucauld de tener una presencia humilde entre la población musulmana del Magreb


¿Qué pintan tres monjas africanas en un monasterio perdido en las montañas de Marruecos, rodeado de olivos y eucaliptos? Ayudan a un grupo de 80 mujeres bereberes en el taller de tapicería y bordados, atienden una consulta sanitaria… Pero, sobre todo, «han aceptado tener esta presencia encarnada en medio del pueblo marroquí». Habla el obispo español Cristóbal López, arzobispo de Rabat, que está acompañando a esta comunidad en sus primeros pasos.

Las religiosas, de las Hermanas de San Francisco de Asís, se instalaron en el monasterio de Tazert el 8 de diciembre pasado. «Las visité hace unas semanas y están contentas –cuenta a Alfa y Omega el arzobispo–. De momento están en una primera etapa, de acercamiento y conocimiento mutuo. Tienen que ir con pies de plomo y ser prudentes», para que la gente «no las vea como ricas que viene a dar cosas.

El monasterio llevaba deshabitado desde 2013, cuando las clarisas que en él vivían echaron el cierre. Lo había puesto en marcha Charles-André Poissonier, un franciscano francés que en los años 1930 quiso hacer en esta zona del Magreb una experiencia eremítica a lo Charles de Foucauld.

Poco a poco comenzaron a pasar por allí otros franciscanos, que «querían vivir ese espíritu de estar metidos en la masa, haciéndose presentes, silenciosamente, en medio del pueblo». Después de 40 años, su comunidad dio paso a unas clarisas que, por una llamada especial que sintió la superiora, «habían adoptado el rito melkita, que se celebra en árabe, para acercarse más al pueblo». En 2013, la edad y la falta de relevo las obligó a volver a Francia.

«Simplicidad, acogida e inserción»

Desde 2015, la Iglesia estaba buscando a otra comunidad dispuesta a trasladarse allí. Y, cuatro años después, aparecieron las Hermanas de San Francisco de Asís. «Es una nueva etapa del monasterio –apunta monseñor López–, pero tiene el hilo común del franciscanismo: simplicidad, acogida e inserción en medio de la gente».

Esta congregación nació en 1963 fruto de la unión de tres congregaciones de espiritualidad franciscana, a las que se unieron otra docena, de África y Europa. Son unas 500 hermanas de vida activa y están presentes en diversos países francófonos de ambos continentes.

En Tazert, además de la acogida, se han hecho cargo de una cooperativa que produce tapices y bordados. Trabajan en ella unas 80 mujeres. «Una asociación, llamada Corazón Magrebí, los compra para venderlos en Marrakech y Europa, y les distribuyen lo que han ganado –explica el arzobispo de Rabat–. Creo que el año pasado repartieron a cada una unos 10.000 dírham», más de 900 euros. «Es un sobresueldo muy interesante para que las familias puedan salir adelante».

A esto se suma un pequeño proyecto de salud pública puesto en marcha por una de las religiosas, enfermera. Pero «lo principal no es lo que se hace, sino cómo se hace y con quién, esa presencia fraterna, que enlaza con el padre Poissonier y los orígenes del convento».

«No queremos olvidar el Marruecos rural»

La asociación Corazón Magrebí también es la responsable de que el monasterio estuviera dispuesto para acoger a las religiosas. Fundada en 2010 por Martin de Waziers y Guilhène de Cidrac, trabaja en Marrakech y en Tazert: además de la cooperativa, tiene proyectos educativos y de limpieza ambiental.

Un poco lejos de esta línea de promoción humana, «durante años cuidaron el edificio para que no se deteriorase más, pagaron a un guarda… Son cristianos y querían que se mantuviera este nexo entre la gente y la Iglesia». Una inquietud compartida por la jerarquía de la Iglesia, que durante cuatro años no dejó de buscar religiosas.

Monseñor Cristóbal López explica esta apuesta: «Queríamos dar valor a ese lugar y no perder nuestra inserción en las zonas rurales. Podemos tener la tentación o el peligro de concentrarnos en las ciudades, donde hay más gente, más medios, más comunicaciones… y olvidar que existe un Marruecos rural donde las pequeñas poblaciones están abandonadas».

«¿Ustedes no rezan?»

En Tazert, la vida es más exigente para las religiosas. Mientras en Casablanca o Rabat se sobrevive perfectamente con el francés, allí tienen que esforzarse en hablar la lengua local, árabe y tamazight, el idioma de la mayoría bereber de esta región. «Es una forma de recordarnos permanentemente nuestro objetivo de ser una Iglesia encarnada y totalmente marroquí, aunque todos seamos extranjeros», añade el arzobispo.

Un elemento clave de esta inserción es el diálogo interreligioso. Lo «tenemos que hacer todos los católicos». Pero la presencia de religiosos lo facilita, porque «el laico normalmente tiene su trabajo, su vida cotidiana, y no ha podido profundizar en este ámbito. El consagrado puede conocer más la realidad».

Otra de sus aportaciones es «ser un testimonio constante de nuestra vida de oración». Entre los musulmanes, existe un cierto prejuicio de que los cristianos no rezan, y a veces les sorprende descubrir que sí. En Tazert ocurrió al revés. «Al poco de llegar, una persona les preguntó “¿Y ustedes no rezan?”. “Sí, claro que rezamos”. “Es que no oímos la campana”. Cuando estaban las clarisas, que eran contemplativas, la gente estaba acostumbrada a que sonara cada poco tiempo. ¡Ahora ya saben que lo tienen que hacer!», narra divertido monseñor López.

María Martínez López

https://alfayomega.es/200865/un-monasterio-para-hacer-presente-a-la-iglesia-en-el-marruecos-vaciado?fbclid=IwAR0YYH6LtZHRnyRBojy8_3APMaTkI0cQrxjMLxI_KSnqP5eIaexikTcPPjE

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2020

«En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20)

Queridos hermanos y hermanas:

El Señor nos vuelve a conceder este año un tiempo propicio para prepararnos a celebrar con el corazón renovado el gran Misterio de la muerte y resurrección de Jesús, fundamento de la vida cristiana personal y comunitaria. Debemos volver continuamente a este Misterio, con la mente y con el corazón. De hecho, este Misterio no deja de crecer en nosotros en la medida en que nos dejamos involucrar por su dinamismo espiritual y lo abrazamos, respondiendo de modo libre y generoso.

El Misterio pascual, fundamento de la conversión

La alegría del cristiano brota de la escucha y de la aceptación de la Buena Noticia de la muerte y resurrección de Jesús: el kerygma. En este se resume el Misterio de un amor «tan real, tan verdadero, tan concreto, que nos ofrece una relación llena de diálogo sincero y fecundo» (Exhort. ap. Christus vivit, 117). Quien cree en este anuncio rechaza la mentira de pensar que somos nosotros quienes damos origen a nuestra vida, mientras que en realidad nace del amor de Dios Padre, de su voluntad de dar la vida en abundancia (cf. Jn 10,10). En cambio, si preferimos escuchar la voz persuasiva del «padre de la mentira» (cf. Jn 8,45) corremos el riesgo de hundirnos en el abismo del sinsentido, experimentando el infierno ya aquí en la tierra, como lamentablemente nos testimonian muchos hechos dramáticos de la experiencia humana personal y colectiva.

Por eso, en esta Cuaresma 2020 quisiera dirigir a todos y cada uno de los cristianos lo que ya escribí a los jóvenes en la Exhortación apostólica Christus vivit: «Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez» (n. 123). La Pascua de Jesús no es un acontecimiento del pasado: por el poder del Espíritu Santo es siempre actual y nos permite mirar y tocar con fe la carne de Cristo en tantas personas que sufren.

Urgencia de conversión

Es saludable contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la misericordia de Dios. La experiencia de la misericordia, efectivamente, es posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal. Más que un deber, nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos sostiene.

De hecho, el cristiano reza con la conciencia de ser amado sin merecerlo. La oración puede asumir formas distintas, pero lo que verdaderamente cuenta a los ojos de Dios es que penetre dentro de nosotros, hasta llegar a tocar la dureza de nuestro corazón, para convertirlo cada vez más al Señor y a su voluntad.
Así pues, en este tiempo favorable, dejémonos guiar como Israel en el desierto (cf. Os 2,16), a fin de poder escuchar finalmente la voz de nuestro Esposo, para que resuene en nosotros con mayor profundidad y disponibilidad. Cuanto más nos dejemos fascinar por su Palabra, más lograremos experimentar su misericordia gratuita hacia nosotros. No dejemos pasar en vano este tiempo de gracia, con la ilusión presuntuosa de que somos nosotros los que decidimos el tiempo y el modo de nuestra conversión a Él.

La apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos

El hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo favorable para nuestra conversión nunca debemos darlo por supuesto. Esta nueva oportunidad debería suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y sacudir nuestra modorra. A pesar de la presencia —a veces dramática— del mal en nuestra vida, al igual que en la vida de la Iglesia y del mundo, este espacio que se nos ofrece para un cambio de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios de no interrumpir el diálogo de salvación con nosotros. En Jesús crucificado, a quien «Dios hizo pecado en favor nuestro» (2 Co 5,21), ha llegado esta voluntad hasta el punto de hacer recaer sobre su Hijo todos nuestros pecados, hasta «poner a Dios contra Dios», como dijo el papa Benedicto XVI (Enc. Deus caritas est, 12). En efecto, Dios ama también a sus enemigos (cf. Mt 5,43-48).

El diálogo que Dios quiere entablar con todo hombre, mediante el Misterio pascual de su Hijo, no es como el que se atribuye a los atenienses, los cuales «no se ocupaban en otra cosa que en decir o en oír la última novedad» (Hch 17,21). Este tipo de charlatanería, dictado por una curiosidad vacía y superficial, caracteriza la mundanidad de todos los tiempos, y en nuestros días puede insinuarse también en un uso engañoso de los medios de comunicación.

Una riqueza para compartir, no para acumular sólo para sí mismo

Poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría.

Hoy sigue siendo importante recordar a los hombres y mujeres de buena voluntad que deben compartir sus bienes con los más necesitados mediante la limosna, como forma de participación personal en la construcción de un mundo más justo. Compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo. Podemos y debemos ir incluso más allá, considerando las dimensiones estructurales de la economía. Por este motivo, en la Cuaresma de 2020, del 26 al 28 de marzo, he convocado en Asís a los jóvenes economistas, empresarios y change-makers, con el objetivo de contribuir a diseñar una economía más justa e inclusiva que la actual. Como ha repetido muchas veces el magisterio de la Iglesia, la política es una forma eminente de caridad (cf. PÍO XI, Discurso a la FUCI, 18 diciembre 1927). También lo será el ocuparse de la economía con este mismo espíritu evangélico, que es el espíritu de las Bienaventuranzas.

Invoco la intercesión de la Bienaventurada Virgen María sobre la próxima Cuaresma, para que escuchemos el llamado a dejarnos reconciliar con Dios, fijemos la mirada del corazón en el Misterio pascual y nos convirtamos a un diálogo abierto y sincero con el Señor. De este modo podremos ser lo que Cristo dice de sus discípulos: sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-14).

FRANCISCO.

ORDINACION EPISCOPAL DE MONS NICOLAS LHERNOULD

ORDINACION EPISCOPAL DE MONS NICOLAS LHERNOULD – Nuevo obispo de Constantina et Hiponna – Algeria

Nous avons vu une famille diocésaine organisée, accueillante, dynamique, pragmatique à l’œuvre au service des invités. Quinze (15) évêques, environ soixante-dix prêtres, deux diacres mariés venus du Maghreb et de l’Europe ont concélébré l’ordination épiscopale de Mgr Nicolas, dont les trois Co-consécrateurs venus de Rabat, Alger, Libye. Ils avançaient en procession, accompagnés par les chants joyeux de la chorale, précédés des servants de messe. Ils marchaient libres et nobles vers l’autel de Dieu. Tout le Maghreb était représenté pour célébrer le Christ qui est à la fois: Prêtre, Offrande et Autel.

Nous avons vu : Le Cardinal Cristobal LOPEZ ROMERO, l’Archevêque de Rabat, Maroc, Mgr Luciano RUSSO, Nonce apostolique d’Algérie-Tunis, Mgr Paul DESFARGES, Archevêque d’Alger, Mgr Ilario ANTONIAZZI, Archevêque de Tunis, Tunisie, Mgr Georges BUGEJA, Évêque de Tripoli, Libye, Mgr Jean Paul VESCO, Évêque d’Oran, Algérie, Mgr John MacWILLIAM, Évêque de Gardaïa, Algérie, Mgr Henry TESSIER, Archevêque Émérite de d’Alger, Mgr Santiago AGRELO Martinez, ofm, Archevêque de Tanger, Maroc, Mgr Bruno VALENTIN, Évêque auxiliaire de Versailles, Mgr Nicolas BROUWET, originaire du diocèse de Nanterre comme Mgr Nicolas LHERNOULD, Évêque de Tarbes et Lourdes, Mgr Gianfranco SABA , Évêque de Sassari en Italie, Mgr Domenico MOGAVERO, Évêque de Mazara del Vallo (Sicile) en Italie, Mgr Fouad TWAL, Jordanien, qui fut Évêque de Tunis, et qui a ordonné prêtre Mgr Nicolas LHERNOULD, il est aujourd’hui Patriache Émérite de Jérusalem.

Nous avons vu la chorale «Voix d’anges de Jeanne D’Arc» nous prêter leur qualité vocale. Elle chantait, rythmait, psalmodiait, ‘roucoulait’ parfois pour accompagner la foi et la prière de tous avec charme et émotion. La messe d’ordination était présidée par le Cardinal Cristobal LOPEZ ROMERO, Archevêque de Rabat. C’était la première fois qu’il célébrait une ordination. Il a donné de voir que dans l’assemblée, nombreux étaient ceux qui participaient pour la première fois à la célébration de ce sacrement.

Nous avons vu, des fidèles venus de plusieurs pays dont l’Algérie, l’Europe. Nous formions une belle Église aux couleurs et aux missions diversifiées au service de Dieu qui nous appelle et nous rassemble où et quand il veut. La famille de Mgr Nicolas, ses amis, les amis de sa famille, certains de ses professeurs, ses camarades d’études et des différentes étapes de sa vie, ont répondu présent à l’événement. Une belle histoire de vocation et de rencontre se partageait à Tunis, en Église. Nous formions une famille rayonnante au « goût du sel de la terre ».

Nous avons vu la « Bulle » présentée à la foule des participants ; nous avons entendu sa lecture solennelle. Elle est l’acte officiel de la nomination de Mgr Nicolas, signé FRANÇOIS, ÉVÊQUE SERVITEUR DES SERVITEURS DE DIEU.

Nous avons vu et entendu la proclamation de l’Évangile de l’Annonciation par le Diacre Pierre LHERNOULD, papa de Mgr Nicolas. Nous avons entendu ensuite l’homélie de Mgr Ilario ANTONIAZZI, Archevêque de Tunis. Joyeux, il a fait participer l’assemblée qui répondait “Alléluia” plusieurs fois, à sa demande. Une méthode de prédication originale qui maintient attentif jusqu’au bout de l’homélie.

Nous avons retenu de l’homélie ceci: “Père Nicolas, cette page de l’Évangile est un reflet de ton Annonciation d’évêque. Tu étais à ta fontaine, au boulot de chaque jour comme la Vierge, quand, par le Pape, le Seigneur t’annonça comme à Abraham : « Nicolas, quitte ton pays, ta parenté et la maison de ton père pour le pays que je te montrerai » (Ex 12,1). »… «  … quand nous les Tunisiens faisons un cadeau à l’Église sœur de Constantine et Hippone, nous donnons ce que nous avons de meilleur, même si cela nous coûte beaucoup. Saint Augustin et le diocèse de Constantine et Hippone méritent bien un don si précieux et nous sommes fiers de le donner. »

Nous avons vu, Mgr Nicolas prostré entre les célébrants et la foule des croyants présents pendant que la chorale évoque nominalement la Trinité Sainte et l’immense foule des Saints, dont ceux du Maghreb qui ont aimé et servi Dieu par leur vie et leur mort. Un moment émouvant, mystérieux, fort de la présence divine, où Mgr Nicolas meurt de nouveau à lui-même pour renaître encore par son « FIAT ».

Nous avons vu la grande étape de cette célébration qui la rend unique : la consécration du Père Nicolas comme évêque, digne successeur de Saint Augustin. Rite durant lequel un évangile ouvert est placé au-dessus de sa tête, évoquant le fait qu’il doit poursuivre l’enseignement du Christ. L’évêque est au service de l’Évangile. Ce fut aussi la remise des signes qui le distingueront du prêtre qu’il était pour devenir évêque :

Croix pectorale : l’instrument du supplice de Jésus devenu le symbole de la Rédemption, signe parfait de l’amour de Dieu pour nous et de l’amour du Fils incarné pour le Père.
Une calotte violette : elle souligne la dignité de la consécration de l’évêque et de son appartenance à la hiérarchie. Il ne l’enlève durant la messe qu’au moment de la prière eucharistique.
Un anneau, symbole de fidélité à l’Église qui est l’Épouse de Dieu. Une mitre : signe de consécration, symbolise l’enseignement et l’explication de la Parole de Dieu. Les deux pans de la coiffure suggèrent symboliquement l’Ancien et le Nouveau Testaments.
Une crosse : bâton du Bon Pasteur, signe de sa charge. À tout cela s’ajoutent ses armoiries et sa devise épiscopale : « FIAT ». Il ne manquait que sa Cathèdre qui l’attend à Constantine-Hippone le 29 février 2020.

Nous avons vu plusieurs articles dans les offrandes données avec joie en procession et danse selon la culture et l’art ivoiriens. Le lendemain à la messe d’action de grâce, encore de généreuses offrandes, danse ivoirienne accompagnée par un rythme congolais, exécuté par la chorale de Notre Dame de Carthage. Nous avons ensuite communié au même Corps et Sang du Christ. Ceux qui ne le pouvaient pas se sont fait bénir dans la même démarche.

Nous avons entendu remercier tout le monde sans exception, y compris les forces de l’ordre. Notre Nonce Apostolique Mgr Luciano Russo est prié de présenter les remerciements au Pape François de la part de toute notre Église pour ce don épiscopal. Personne n’était en reste dans cet élan de reconnaissance.

Nous sommes allés, après les agapes fraternelles, en pèlerinage à Carthage sur les traces des saints Cyprien, Monique et son fils Augustin, Perpétue et Félicité, de saint Louis, du Cardinal Lavigerie. Ce moment ponctué de découvertes, d’enseignements et de prières nous a donné de découvrir davantage l’évêque de Constantine dans sa profondeur spirituelle et sa culture patristique.

La dernière ordination épiscopale célébrée à Tunis datait déjà de 1962. Merci donc à Mgr Nicolas et à Constantine. Ce furent deux journées de fête vécue en communion de façon originale, avec enthousiasme. Car l’action de grâce du lendemain 9 février a connu les mêmes ferveur et solennité. Cela donnait l’envie de dresser des tentes pour chacun afin que la fête et les rencontres soient sans fin.

 Rosalie Sanon SAB

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ENCUENTRO DE VIDA CONSAGRADA Y LAICOS

Tánger, 15 de Febrero del 2020

En la oración; con e l canto del sacerdote jesuita chileno “Quién es el que vieron pasar”, junto al poema“ Manos Unidas “, del claretiano obispo catalán en el Mato Grosso, Pere Casaldáliga, dimos inicio en la Casa de las Adoratrices de Tánger, el ‘’Encuentro de Vida Consagrada’’, que concentró a unas cincuenta personas de la diócesis, junto a laicos, algunos llegados de las ciudades de Ceuta, Madrid y Barcelona.
Posteriormente a la proclamación del Evangelio [Mt 25: 34 – 40 ] Inma Gala ccv, afrontó la ponencia – reflexión, titulada “ Lugares no profanables “ extraído en buena parte del primer punto del cuaderno de Cristianismo y Justicia, Nº 210.
Gozados con la Presencia de Monseñor Cristóbal, Card. López, sdb, tras la mencionada exposición, invitó a rezar por el cercano nombramiento del próximo obispo de la Diócesis. Dio experiencia de la ordenación episcopal en Túnez del actual obispo en la Diócesis argelina de Constanino Hip. aportando a la vez un breve perfil histórico de las iglesias en el Norte de África.
Terminada la Eucaristía presidida por el Cardenal y concelebrada por sacerdotes de la diócesis, pudimos deleitarnos por un generoso ágape que daba fin al encuentro.

Cardenal Cristóbal López

«Las migraciones no son un problema, sino la consecuencia de muchos problemas»

El encuentro tendrá lugar en Bari, con el título «Mediterráneo, frontera de la paz», organizado por la Conferencia Episcopal Italiana.

Estará presente el Cardenal Cristóbal López Romero, salesiano de 67 años, Arzobispo de Rabat. Para él, la migración es la cuestión extraeclesial más importante sobre la que hay trabajar juntos

«El Mediterráneo no puede seguir siendo una frontera de hambre, de sufrimiento, de desigualdad, de angustia, de muerte». «Es hora de dedicar un Sínodo a la migración, que es un fenómeno mundial», añade

Dentro de la Iglesia, lo que más le preocupa es «la falta de compasión que muestran muchos cristianos hacia sus hermanos y hermanas más frágiles y vulnerables, incluidos los migrantes»

Del 19 al 23 de febrero de 2020 tendrá lugar en Bari el encuentro de reflexión y espiritualidad: “Mediterráneo, frontera de la paz”, promovido por la Conferencia Episcopal Italiana. Participarán más de cincuenta obispos en representación de las Conferencias Episcopales de los 19 países ribereños del Mediterráneo y estará presente el Cardenal Cristóbal López Romero, salesiano de 67 años, Arzobispo de Rabat, la capital de Marruecos.

En la invitación al encuentro se pidió a los obispos que indicaran cuáles son los problemas que consideran más importantes y urgentes. ¿Qué indicó usted al respecto?

En mi opinión, la cuestión extraeclesial más importante sobre la que debemos trabajar juntos es el fenómeno de la migración. Hace algún tiempo pensé en organizar un encuentro entre los obispos de los países africanos de donde parten los migrantes y los obispos de los países europeos a los que llegan los migrantes. El encuentro se celebró hace unas semanas. Desgraciadamente solo participó un obispo europeo de España. El Mediterráneo no puede seguir siendo una frontera de hambre, de sufrimiento, de desigualdad, de angustia, de muerte. Pero yo defino la migración como un “fenómeno”, no como un “problema”.

¿Por qué razón?

Las migraciones no son un problema sino la consecuencia de muchos problemas. Pobreza, guerras, hambre y cambios climáticos, un sistema económico que -como dice el papa Francisco- aplasta a pueblos enteros. Estos son los problemas que dan lugar al fenómeno de la migración. Por lo tanto, creo que, en Bari, al examinarlo, necesariamente tendremos que enfrentar las causas, razonar juntos y buscar soluciones.

¿Tiene alguna propuesta que le gustaría presentar a sus compañeros obispos?

Yo tendría una propuesta un tanto particular. En mi opinión es hora de dedicar un Sínodo a la migración, que es un fenómeno mundial. De hecho, no solo hay miles de migrantes que llegan a Europa; en África hay millones que se desplazan de un país a otro del continente, en Medio Oriente el Líbano, Jordania y Turquía acogen a millones de refugiados y en América del Sur el número de migrantes es impresionante. Toda la Iglesia Católica debería, en mi opinión, reflexionar sobre este tema y hacerlo cum Petro y sub Petro.

¿Cuál crees que es la cuestión intraeclesial más relevante y urgente que se abordará en el encuentro de Bari?

Creo que es la falta de compasión que muestran muchos cristianos hacia sus hermanos y hermanas más frágiles y vulnerables, incluidos los migrantes. Sufro mucho cuando, en España, algunas personas, después de haber participado en la celebración Eucarística, me piden, en un tono irónico, que no envíe más migrantes de Marruecos. Respondo explicando que las personas deben poder moverse, tienen derecho a hacerlo y no soy yo quien las envía. Y entonces me pregunto: ¿cómo es posible ir a misa y no sentir casi ninguna compasión por los hombres, mujeres y niños que están sufriendo?

Horario para Navidad

PARROQUIA

24 DE DICIEMBRE

25 DE DICIEMBRE

AÑO NUEVO

AL HOCEIMA20h0011h0011h00
ASILAH19h00 12h00
LARACHE 20h0019h0011h00
TANGER 
Catedral19.0019.0011.00
N.D. de l’Assomption20h0020h0010h30
Carmelitas17h008h008h00
Hospital italiano 6.45 
Hospital Español 9h309.30
NADOR20h0011h0018h30
KSAR EL KBIR8h008h00
TETOUAN 
Parroquia19.0019.0011.00
(1) De Lunes a Jueves a 18h30 con las Hnas. FMM – (2) Au Nid Familial – (3) El 2do domingo del mes  – (5) En invierno à 19h00 – (6) los 1er y 3ro domingo del mes