Ayer, 17 de septiembre, en la festividad de los Estigmas de San Francisco, se celebró en Larache la misa de reapertura del convento de esta ciudad, como casa de formación para la Custodia franciscana en Marruecos. Después de tres años en que los frailes mantenían una presencia ocasional, sobre todo los fines de semana, es motivo de gran alegría la constitución de esta casa, que será filial de la fraternidad de Tánger.
Todos los frailes franciscanos presentes, junto a Fr. Emilio Rocha
La nueva comunidad franciscana está compuesta por los siguientes hermanos:
Jean de Dieu Bazibuhe Musaka, natural del Congo, que será el presidente y el maestro de formación.
Agatino Sicilia, italiano, que será el párroco de Nuestra Señora del Pilar (Larache) y también de San Bartolomé (Assilah).
Fr Romain Favre, francés.
Serge Yoboua YOBOUA, de Costa de Marfil.
Renovación de votos de Fr. RomainFelicitación del obispo a Fr. Romain
No es casualidad que la fecha para celebrar la reapertura de la fraternidad haya coincidido con la fiesta de los Estigmas de San Francisco. Además, en la misa, presidida por Fr. Emilio Rocha Grande, OFM, arzobispo de Tánger, el hermano Romain ha renovado sus votos temporales, y Serge ha sido admitido formalmente en el postulantado. Como expresó Fr. Emilio, es motivo de gran alegría este cúmulo de celebraciones, tanto para los franciscanos, como para la Archidiócesis de Tánger, la comunidad cristiana de Larache y la sociedad local. De hecho, la celebración de ayer ha puesto en evidencia la acogida y la calidad de las relaciones que los franciscanos han construido con la población a lo largo del tiempo.
Admisión de Serge al postulantado
Felicitación fraterna a Serge
Todos los frailes de la Custodia franciscana de los Santos Mártires de Marrakech (Marruecos) se reunieron en Larache para acompañar a Fr. Romain, Serge y toda la nueva comunidad de la ciudad, viviendo una jornada de sincera fraternidad.
Después de casi 17 años de presencia de esta congregación religiosa en la Archidiócesis de Tánger, ayer domingo 27 de julio, en el marco de la misa dominical de las 11h, en la Catedral de Tánger, la comunidad cristiana tuvo ocasión de dar las gracias a las “vedrunas”. Yolanda e Inma, entre las últimas representantes en la diócesis, también pudieron expresar su agradecimiento por la experiencia compartida en estas tierras.
“Hoy nos presentamos ante vosotros con el corazón lleno de gratitud, memoria y ternura. Después de casi diecisiete años de presencia en esta tierra marroquí, que nos ha acogido, purificado y fecundado, llega el momento de decir gracias… y decir adiós. No es una despedida sin retorno, sino un paso más en el camino que el Espíritu sigue trazando. Nos vamos con el alma habitada por tantos rostros, tantos silencios, tantas palabras que han marcado nuestra historia.”
Así comenzaban sus palabras, leídas en español y francés, durante la acción de gracias de la eucaristía.
Oficialmente, las Carmelitas de la Caridad Vedruna llegaron a Tánger formando parte de una comunidad intercongregacional: una ursulina, una compasionista y una vedruna. La inauguración fue el 6 de enero de 2009 y por este motivo a esta comunidad le llamaron Epifanía. Hasta el 2012 fueron una comunidad intercongregacional y del 2013 hasta ahora han continuado su presencia como comunidad Vedruna.
Su misión en todos estos años ha sido el trabajo por los derechos humanos de los inmigrantes. Lo han hecho en colaboración con diversas asociaciones marroquíes y españolas de este campo. En 2010, el entonces arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo, les pidió colaborar en la elaboración de un Plan Diocesano de migraciones y en septiembre de 2011 se creó la Delegación de Migraciones (DDM), nombrando delegada a Inma Gala, ccv. Desde entonces, toda la comunidad religiosa ha estado siempre implicada en la DDM, al inicio sobre todo en la gestión y en los últimos años como voluntarias.
En la comunidad cristiana de Tánger también han colaborado en la catequesis, en el coro, en el equipo de liturgia, acompañando a los ancianos del Hospital Español o con la obra de las Misioneras de la Caridad.
A lo largo de estos años, han vivido esta experiencia en Tánger las religiosas Caty Bueno, Maria Rosa Maymí, Begoña Castillo, Yolanda Moreno, Nuria Juventany, Trinitat Via e Inma Gala. Todas ellas han tratado de ser una comunidad de puertas abiertas y ofrecer su espacio para personas que quisieran compartir vida y misión con ellas, y así es como han pasado personas laicas y religiosas/os de otras congregaciones por su casa, que han compartido como mínimo un año con ellas. Experiencias similares han vivido jóvenes y adultos voluntarios, que han dedicado a la misión en Tánger entre uno y tres meses del verano.
La eucaristía dominical resultó un momento de agradecimiento recíproco. Durante la homilía, Fr. Emilio Rocha, OFM, arzobispo de Tánger, agradeció a Yolanda e Inma, como representantes de las carmelitas de la caridad Vedruna presentes a lo largo de los años, su servicio a la Iglesia local en medio del pueblo marroquí en este tiempo. Y ellas, al concluir su intervención, se expresaban con estas palabras:
“Hoy, al partir, no nos vamos con las manos vacías. Nos llevamos nombres, historias, silencios compartidos, lágrimas contenidas y sonrisas que abren caminos. (…) Gracias por habernos permitido ser parte de esta tierra sagrada. Seguimos caminando, y unidas en lo esencial: en la fe que nos hermana, en la esperanza que nos impulsa y en el deseo común de un mundo más justo y fraterno. GRACIAS.”
El pasado 10 de mayo de 2025, miembros de congregaciones religiosas e institutos de vida consagrada presentes en Marruecos se reunieron en la Parroquia de Cristo Rey de Kenitra para una jornada excepcional de fraternidad, intercambio y reflexión. Organizado en el marco del Año Jubilar de la Esperanza, el objetivo del encuentro era celebrar el don de la vida consagrada, dar gracias y reavivar el impulso misionero de cada uno en el contexto particular del país.
El P. Alexandre Damians, superior de los Salesianos de Don Bosco en Marruecos, dio la bienvenida a los participantes en nombre la comunidad salesiana que acogía el encuentro. A continuación, Fray Stéphane Delavelle, presidente saliente de COVICOMA (Conferencia para la Vida Consagrada en Marruecos), introdujo la jornada recordando los momentos más destacados de 2024 en torno al tema: «¿Qué sentido tiene la vida consagrada en Marruecos? Un año de rica reflexión, que continuó a lo largo de la jornada, en un espíritu de unidad y esperanza. Haciéndose eco de las palabras del Papa Francisco para el Año Jubilar, invitó a todas las personas consagradas a convertirse en «testigos y portadores de esperanza» en esta tierra acogedora.
Testimonios vivos de esperanza
La jornada se estructuró en torno a tres momentos clave. El primero estuvo marcado por las presentaciones en vídeo de Mons. Cristóbal López Romero, Arzobispo de Rabat, y Mons. Emilio Rocha Grande, OFM, Arzobispo de Tánger, que animaron a los religiosos a seguir difundiendo el Evangelio con su presencia fiel, humilde y fraterna.
La segunda parte se dedicó a compartir las experiencias de diversas comunidades religiosas:
El noviciado de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús (Kenitra), que acompaña a nueve jóvenes novicias. Aquí, las hermanas dan testimonio a diario de una convivencia armoniosa con familias musulmanas, en un espíritu de respeto mutuo y fraternidad.
Las hermanas clarisas de Casablanca, signos de una presencia orante, silenciosa y disponible, que encarnan una esperanza arraigada en la oración y la escucha.
Las Hijas de la Caridad de Marrakech, comunidad itinerante comprometida en la ayuda a los menores migrantes y presente durante el terremoto de septiembre de 2023, en colaboración con Cáritas.
Los frailes franciscanos de Larache, que, gracias a una iniciativa de fraternidad rotativa, mantienen una presencia antigua pero amenazada, en un espíritu de misión compartida y de renovación.
Los javerianos de Fnideq, que llegaron en 2020 durante la pandemia. Su llegada fue vista como un fuerte signo de esperanza. Están aprendiendo árabe y sumergiéndose en la cultura marroquí con entusiasmo.
Un viaje sinodal para continuar
Tras una pausa fraternal, los participantes debatieron en pequeños grupos sobre los «signos de esperanza» experimentados en sus comunidades. De estos intercambios surgieron intenciones de oración que se leyeron durante la celebración eucarística que clausuró la jornada. La Eucaristía fue concelebrada por el P. Manuel Cánovas, vicario general de la Archidiócesis de Tánger; P. Marc Helfer, vicario general de la Archidiócesis de Rabat; P. Alexandre Damians, sdb; Fr. Stéphane Delavelle, ofm; y P. Martin-Pacifique Kalwiba Ilunga, sdb, párroco de la parroquia anfitriona.
Un ágape fraternal, preparado por las diferentes comunidades, reunió a todos los participantes en un ambiente cálido y alegre.
Una misión de esperanza para hoy
Esta jornada reavivó el ímpetu misionero de las personas consagradas, llamándolas a caminar juntas con espíritu sinodal, a atreverse a dialogar, a situarse en las fronteras y a llevar la luz del Evangelio al corazón de las realidades marroquíes.
Otras iniciativas de la Conferencia para la Vida Consagrada en Marruecos se sucederán a lo largo del año, para seguir tejiendo juntos un futuro de paz, fraternidad y esperanza.
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Le 10 mai 2025, à la paroisse Christ-Roi de Kénitra, les membres des congrégations religieuses et des instituts de vie consacrée présents au Maroc se sont retrouvés pour une journée exceptionnelle de fraternité, de partage et de réflexion. Organisée dans le cadre de l’année jubilaire de l’espérance, cette rencontre visait à célébrer le don de la vie consacrée, à rendre grâce et à raviver l’élan missionnaire de chacun dans le contexte particulier du pays.
Le Père Alexandre Damians, supérieur des Salésiens de Don Bosco au Maroc, a accueilli les participants au sein de la communauté salésienne. Le Frère Stéphane Delavelle, président sortant de la COVICOMA (Conseil de la Vie Consacrée au Maroc), a ensuite introduit la journée en rappelant les temps forts vécus en 2024 autour du thème : « Quel sens pour la vie consacrée au Maroc ? » Une année de réflexion riche, poursuivie aujourd’hui dans un esprit d’unité et d’espérance. Reprenant les mots du pape François pour l’année jubilaire, il a invité tous les consacrés à devenir « témoins et porteurs d’espérance » sur cette terre d’accueil.
Témoignages vivants de l’espérance
La journée a été structurée en trois temps forts. Le premier a été marqué par les interventions vidéo de Mgr Cristóbal López Romero (archevêque de Rabat) et de Mgr Emilio Rocha Grande (archevêque de Tanger), qui ont encouragé les religieux à continuer à rayonner l’Évangile par leur présence fidèle, humble et fraternelle.
Le deuxième moment fut consacré au partage d’expériences vécues au sein de diverses communautés religieuses :
Le noviciat de la Compagnie Missionnaire du Sacré-Cœur de Jésus (Kenitra), qui accompagne neuf jeunes novices. Les sœurs y témoignent au quotidien d’un vivre-ensemble harmonieux avec les familles musulmanes, dans un esprit de respect mutuel et de fraternité.
Les sœurs clarisses de Casablanca, signes d’une présence priante, silencieuse et disponible, qui incarnent une espérance enracinée dans la prière et l’écoute.
Les Filles de la Charité à Marrakech, communauté itinérante engagée auprès des migrants mineurs et présente lors du séisme de septembre 2023, en collaboration avec Caritas.
Les frères franciscains de Larache, qui, grâce à une initiative de fraternité tournante, maintiennent une présence ancienne mais menacée, dans un esprit de mission partagée et de renouveau.
Les Xavériens à Fnideq, arrivés en 2020 pendant la pandémie. Leur installation a été perçue comme un signe fort d’espérance. Ils apprennent l’arabe et s’imprègnent de la culture marocaine avec enthousiasme.
Un chemin synodal à poursuivre
Après une pause fraternelle, les participants ont échangé en petits groupes autour des « signes d’espérance » vécus dans leurs communautés. De ces échanges ont émergé des intentions de prière, lues pendant la célébration eucharistique qui a clôturé la journée. Celle-ci a été présidée par le Père Manuel CÁNOVAS GARCÍA, (vicaire général de Tanger), entouré des Pères Marc HELFER, Vicaire Général de l’archidiocèse de Rabat, Alexandre DAMIANS (Salésiens), Stéphane DELAVELLE et Martin-Pacifique Kalwiba ILUNGA, curé de la paroisse hôte.
Une agape fraternelle, préparée par les différentes communautés, a rassemblé tous les participants dans une atmosphère chaleureuse et joyeuse.
Une mission d’espérance pour aujourd’hui
Cette journée a ravivé l’élan missionnaire des consacrés, les appelant à marcher ensemble dans un esprit synodal, à oser le dialogue, à se tenir aux frontières, et à porter la lumière de l’Évangile au cœur des réalités marocaines.
D’autres initiatives portées par la Commission de la vie consacrée au Maroc suivront tout au long de l’année, pour continuer à tisser ensemble un avenir de paix, de fraternité et d’espérance.
Ayer 27 de marzo, coincidiendo exactamente con el medio siglo de aprobación canónica de los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca, ha tenido lugar una eucaristía de acción de gracias en la Catedral de Tánger, en la ciudad que los vio nacer. Estaban presentes unos 25 hermanos y alrededor de 150 personas, entre trabajadores, voluntarios, usuarios de la casas familiares y centros de toda España.
Todas estas personas, junto a una amplia representación de la comunidad cristiana de Tánger y de otras ciudades de la diócesis, han cabido en la Catedral de la Inmaculada Concepción y el Espíritu Santo; no así la alegría y la emoción por este 50º aniversario, que desbordaba en los corazones de los presentes y más allá de los muros del templo.
Durante la celebración, se produjo también la renovación de votos del Hno. Isidoro Macías, compañero de camino del Hermano Fundador desde sus inicios, que cumplía 50 años de profesión religiosa, y de los hermanos Mario Suárez y Pedro Hernández, con sus 25 años de profesión.
La eucaristía fue presidida por Fr. Emilio Rocha, ofm, arzobispo de Tánger, quien, en su homilía, recordó los inicios de la orden en esta tierra y el camino trazado por su fundador, Hno. Isidoro Lezcano: “Alguien que tenía un corazón generoso en el que anidaba el deseo ardiente y apasionado de servir a los enfermos y a las personas más vulnerables”. Fr. Emilio, evocando la respuesta del Hno. Isidoro a las palabras del evangelio de San Mateo ‘tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber…’, recordó cómo el fundador se encontró “con otros jóvenes entusiasmados por seguir a Jesucristo, amando sin medida, de manera sencilla y cercana, creando familia y viviendo por y para los que viven en las periferias existenciales, las personas más vulnerables y excluidas”. Dirigiéndose en particular a los hermanos de Cruz Blanca presentes, les decía también: “Toda esta historia nos habla de amor, y vosotros estáis hoy aquí por amor».
El Hno. Luis Miguel Martell, Superior General, al final de la misa, expresó su agradecimiento por todo el bien recibido en estos 50 años, recordando especialmente al que fue arzobispo de Tánger, Carlos Amigo, que los acompañó en los inicios de la fundación, así como todas las personas de la familia Cruz Blanca que cada día ofrecen su vida por las personas más necesitadas. Éstas son las verdaderas protagonistas: “Entendemos que cada persona que acogemos lleva consigo su propia historia, que nos abre las puertas de su vida y su corazón, que nos permite que nos acerquemos a ella, que nos permite entrar en su realidad. Y es desde ese lugar donde atendemos donde descubrimos la belleza del rostro de Cristo», decía el Hno. Luis Miguel.
La alegría de esta fiesta continuó durante la cena en el claustro de la catedral, en un ambiente de familia y fraternidad.
La misión de esta entidad de la Iglesia Católica es colaborar en la construcción de una sociedad más justa y fraterna ofreciendo espacios en los que se promueva, defienda, cuide y celebre la vida facilitando el desarrollo integral de aquellas personas más vulnerables. Esta labor se ha ido realizando durante más de 50 años en la ciudad de Tánger, ya que la primera casa que abrieron fue en 1969: un piso de los edificios de la Terraza Renschhausen para acoger a un grupo de personas mayores en situación de dependencia y falta de recursos.
El día 27 de marzo de 1975, jueves santo, día de la caridad fraterna, el entonces arzobispo de Tánger, Carlos Amigo, firmó la aprobación canónica de los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca.
Años más tarde ampliaron su solidaridad instalándose en el Zoco Chico de la medina de Tánger, acogiendo a chicos con discapacidad, niños y adolescentes en situación de exclusión social.
En el año 2007 se abriría un dispensario médico y asistencial que más tarde se trasladó al barrio de Josafat y también en el mismo edificio un proyecto denominado Al Basma, con el fin de llevar a cabo una labor educativa con niños y adolescentes en situación de pobreza y vulnerabilidad. Los Hermanos Franciscanos también colaboraron con las actividades de la Catedral, concretamente con la Pastoral Penitenciaria, visitando a los presos españoles que se encontraban en la cárcel, así como en un proyecto de trata de personas con la Delegación Diocesana de Migraciones.
Los Hermanos de Cruz Blanca se sienten muy agradecidos por la acogida que siempre han tenido en esta ciudad y también en la de Alhucemas, donde actualmente existe un centro de día y ocupacional. Su reconocimiento se extiende a todas las personas que han tenido contacto con los diferentes centros, con la voluntad de seguir estando al lado de las personas que más lo necesitan. Su historia ha sido posible gracias también a las distintas Autoridades de Marruecos que los han ayudado y acompañado para que pudieran estar presentes en estas dos ciudades, conviviendo desde lo que les une: la cultura de la paz y el deseo de un mundo más solidario.
El día de la fiesta de la Presentación de Jesús al Templo se celebra desde hace 29 años la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Este año 2025, año jubilar, el lema para este día era precisamente “Peregrinos y sembradores de esperanza”.
Con este título, en la Archidiócesis de Tánger se celebró esta Jornada el sábado 1 de febrero, en los locales de la Catedral de la Inmaculada Concepción y del Espíritu Santo de Tánger, con la presencia de más de 50 personas, provenientes de todas las comunidades de vida religiosa y consagrada de la diócesis, desde Nador hasta Asilah, pasando por Ksar el Kebir, Tetuán, Martil, Fnideq, Alhucemas y la misma ciudad de Tánger.
El programa pretendía, además de crear una ocasión de intercambio, convivencia y comunión, poder reflexionar sobre la esperanza y tomar el pulso de quienes viven donados a Dios en estas tierras, como peregrinos y sembradores de esperanza.
La introducción realizada por Fr. Emilio Rocha, ofm, arzobispo de Tánger, fue muy rica e iluminadora, con tantas pinceladas sobre la esperanza y la misión profética que estamos llamados a vivir, que estimularon mucho el intercambio en pequeños grupos que tuvo lugar a continuación, en torno a dos preguntas fundamentales:
¿Cómo vamos sembrando esperanza en los ambientes donde nos movemos a diario?
¿Cómo va nuestra profecía y nuestras relaciones abiertas con los demás?
El resumen de todo lo compartido se presentó a modo de oración de los fieles durante la eucaristía que concluyó la mañana de encuentro.
Para el momento de la comida fraterna se sumaron un grupo de 18 docentes universitarios e investigadores del proyecto “Teología del Mediterráneo”, con el que, por la tarde, se pudo compartir un momento de diálogo.
Este proyecto involucra la Pontificia Facultad Teológica de Italia Meridional, otros profesores de universidades civiles y eclesiásticas de la Red Teológica Mediterránea y la orden religiosa de los Trinitarios. La tarde de diálogo ha sido un momento enriquecedor para todos: para las comunidades religiosas presentes en el norte de Marruecos, para conocer el proyecto y sentirse en cierto modo parte de él; y para los miembros del proyecto, para tomar el pulso de la vida cristiana en estas tierras a través de sus protagonistas.
Permítase este titular, un poco poético, que hace referencia al acto que tuvo lugar el pasado sábado 12 de octubre en la Parroquia de San Bartolomé de Asilah. A las 18h tuvo lugar la eucaristía, momento para la acción de gracias al Instituto de la Bienaventurada Virgen María – Congregación de Jesús y la bienvenida a las Misioneras del Señor de los Corazones y de Santa María de Guadalupe.
Durante la homilía, Fr. Emilio Rocha, ofm, arzobispo de Tánger, que presidía la celebración junto al párroco, Fr. Marko, aludió a la imagen del árbol y sus raíces: cuándo el árbol es grande, las raíces son fuertes. Esta metáfora sirve para expresar la obra caritativa y social de la Iglesia en esta ciudad que, a través del Instituto religioso IBVM ha trabajado notablemente por el empoderamiento de las mujeres, la atención y educación a los niños, jóvenes y la población local, en general, desde 1997. Ahora, la nueva comunidad religiosa que toma el relevo, no parte de cero, sino que viene a ser el florecer de nuevos brotes, al servicio de la comunidad cristiana del lugar y de la sociedad marroquí. Las nuevas religiosas, provenientes de México, se llaman Juliana Leonor Trujillo, Teresa Martínez y Luz del Carmen Velasco y estuvieron acompañadas en su llegada a Marruecos por la madre superiora general de la congregación, Ana Lidia Méndez; la vicaria general, Lidia Ortiz; y una madre consejera, Evencia González.
Esta despedida y bienvenida contó con la participación de los fieles de la parroquia, otros residentes de temporada en Asilah, representantes de todas las comunidades religiosas femeninas de la ciudad de Tánger, así como otras personas, provenientes de Ksar el Kebir, Martil, Nador e incluso Melilla.
María López de Haro, del Instituto de la Bienaventurada Virgen María, fundado por la inglesa Mary Ward, es la última representante de esta institución religiosa en Asilah, que ahora regresa a España, a la comunidad presente en Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Las religiosas del consejo provincial del IBVM estuvieron presentes, compartiendo este momento especial que testimonia cómo las misiones pueden evolucionar y adaptarse, de tal manera que el trabajo iniciado por una comunidad puede continuar adelante bajo nuevas manos.
Unos días antes, el 9 de octubre, tuvo lugar una celebración de agradecimiento por parte de los voluntarios y trabajadores en la obra social presente en Asilah, que no resultó menos entrañable que la del sábado día 12. Así nos lo relata la misma María López de Haro:
La vida continúa… A lo largo del mes de septiembre hemos venido preparando esta despedida y concretamente el miércoles 9 de octubre hemos celebrado una despedida con las personas más allegadas a la misión en Asilah; éramos un pequeño grupo de unos 35, formado por las personas que durante estos 27 años han hecho posible que nuestra misión se llevara a cabo tanto en lo educativo como en lo social: voluntariado de Asilah y de España, miembros de nuestra Fundación Kambia, y un grupo de religiosas del IBVM. Contamos igualmente con la presencia de Fray Emilio y de Fray Marko, nuestro nuevo párroco de San Bartolomé. Se trató de un acto sencillo y familiar en el que toda posible solemnidad fue sustituida por una ocasión de hacer ‘memoria agradecida’ ante la historia de estos 27 años de encuentro de dos culturas muy distintas, entre unas religiosas convocadas por el arzobispo Monseñor Peteiro en 1997 y unas mujeres musulmanas con hambre de cultura y de promoción personal y laboral, así como un buen número de chicos jóvenes que se han beneficiado de las clases de informática y de idiomas… Ante un mural con las imágenes de las religiosas que habían sido misionadas a Asilah, de una forma espontánea y no exenta de emoción, se fue desgranando la historia de estos años de encuentros, servicio, educación, apoyo, amistad… También se oyeron experiencias de crecimiento personal y de trabajo social, que ha evolucionado conforme existían nuevos retos. El acto terminó en torno a una taza de té y unos dulces marroquíes preparados por el profesorado. Ha sido una despedida atípica, se oyó decir. Eso sí, impregnada de agradecimiento recíproco.
El pasado sábado, 3 de febrero, tuvo lugar el encuentro de la Vida Consagrada de la Archidiócesis de Tánger en la Iglesia Catedral del Espíritu Santo. De diversas proveniencias, desde Nador a Asilah, se reunieron unos cuarenta religiosos y religiosas que, en esa jornada, pudieron celebrar juntos la fiesta de la vida consagrada, que correspondía al día anterior, 2 de febrero, día de la Presentación del Señor.
La mañana se caracterizó por el trabajo de reflexión y puesta en común en relación a las buenas prácticas, los desafíos y las dificultades que, como vida consagrada, se experimentan en la Archidiócesis de Tánger y como Iglesia en Marruecos. Cabe destacar que este trabajo de reflexión ya se había iniciado en las diversas comunidades presentes en la diócesis, lo que permitió llegar el día 3 con algunas ideas elaboradas, que se enriquecieron en el trabajo en grupos y en la puesta en común.
Entre las buenas prácticas recogidas, se puede destacar el testimonio fraterno que ya es anuncio del Reino de Dios; los desafíos más evidentes están relacionados con una mayor encarnación en la realidad cultural y religiosa del país que nos acoge; una dificultad evidente es el desconocimiento, al menos inicial, de la lengua local, pero también se habló de la falta de conocimiento en otros ámbitos más administrativos y jurídicos, y de la ingente labor en la mies para pocos sembradores.
La comida fraterna permitió un momento de convivencia y de celebración que a la tarde continuó en tono de oración con el concierto del grupo musical Ain Karem, proyecto de la pastoral vedruna, al que asistieron también otras personas de la comunidad cristiana de Tánger.
En la Basílica de San Pedro, a las 17.30h, el papa Francisco presidió la eucaristía, que contó con la presencia de más de 5.000 fieles. En su homilía, retomando la figura de Simeón y Ana, habló de la esperanza, de la capacidad de esperar y de los obstáculos para ponerla en práctica.
Durante la semana pasada, los religiosos trinitarios presentes en Alhucemas han recibido la visita de su ministro general, el padre Luigi Bucarello, que ejerce este servicio desde 2019. Aprovechando dicha estancia han comenzado a habitar los espacios renovados de la comunidad, construidos en el primer piso del edificio de la parroquia de San José.
En este contexto, el sábado 18 de noviembre Fr. Emilio Rocha, ofm, arzobispo diocesano, presidió la eucaristía en la iglesia parroquial y bendijo las nuevas instalaciones de la comunidad. Tras la misa, con una solemne procesión, se llevó el Santísimo hasta la nueva capilla. Este nuevo espacio de oración y encuentro está destinado a convertirse en el centro de la vida consagrada y pastoral de esta comunidad trinitaria que forma parte de la Provincia del Espíritu Santo.
Llevaba tiempo deseando conocer la realidad desde el otro lado, contemplar sus rostros y escuchar sus historias… por eso cuando me escribió una religiosa de Tánger para invitarme a compartir con ellos no lo dudé. Me dijeron que podía ir en avión pero yo quería cruzar el estrecho, atravesar ese mar sangrado. Salí a cubierta para sentir el viento y contemplar esas aguas que albergan miles de vidas humanas y que sólo para unos pocos suponen un abrazo de esperanza. No podía hacer nada más que estar ahí, mirando y bendiciendo en silencio, queriendo honrar esas vidas. Fue como un sacramento.
Religiosas, religiosos, y algunos laicos del norte de Marruecos, pasamos en la casa de las Adoratrices una mañana de retiro. Me han tocado sus vidas entregadas, con tanta gratuidad, en medio de sus hermanos musulmanes. En muchas ocasiones las palabras encendidas del querido obispo Agrelo me han movido, pero no he tenido la suerte de encontrarlo esta vez, aunque sí de compartir con la comunidad de franciscanos y esclesianas y conocer, entre los rostros de la Iglesia en Tánger a aquellos que se acercan hasta los montes, en las cercanías de Ceuta, para llevar comida y calor humano a los inmigrantes que aguardan en condiciones inmisericordes una misma oportunidad.
Las religiosas de Jesús María me acogieron en su casa y pude sumergirme con ellas en la ciudad y en sus proyectos. Me vengo con el gesto entrañado de una pequeña que vive en su hogar de niñas de la calle: Dar Tika (casa de la confianza). Hace un año que llegó y apenas ha cumplido los siete. Ese domingo había ido a visitarla su madre, de nuevo embarazada, una mujer aún joven pero muy gastada por la miseria y el abandono de su pareja. Llevaba con ella a otra hija aún más pequeña, también con los estragos de la pobreza en su pequeño cuerpo. Cuando se iban a despedir vi que la niña del hogar saca de su bolsillo unas moneditas, las cuenta cuidadosamente: cinco dírhams, y se las entrega a su madre sonriendo: con para su hermanita. Sus ojos brillaban. Después me contaron que se las habían dado unos días antes, en una salida que tuvieron, para que se comprase algunas chucherías.
A la noche, al llegar a casa, nos esperaba la buena noticia de que el Papa Francisco había regresado de Lesbos con tres familias de refugiados. ¿No empieza todo a través de pequeños gestos, con cinco trozos de pan como cinco dírhams?… A los que estamos de este lado nos hace ¡tanto bien! saber que estáis ahí. Shukran. Salam.
Extensiva a todos los laicos que quieran participar
Sábado, 24, de Octubre, 2015
EN LAS HERMANAS ADORATRICES
9,30: Acogida
10:00 ORACION
BIENVENIDA Y PRESENTACIÓN DEL CONFERENCIANTE:
JOSÉ ANTONIO PAGOLA – Sacerdote Diocesano-
10:30 1ª Charla: EL CAMINO ABIERTO POR JESÚS
11:30 Aproximadamente; Pausa, café -reflexión-
12:30 2ª Charla: VOLVER A JESÚS. INICIAR LA REACCIÓN EN LAS COMUNIDADES CRISTIANAS
13:30 PREPARACIÓN COMIDA
14:00 ALMUERZO
15:30 DIALOGO ABIERTO CON EL PONENTE
16:30 – ORACION – DESPEDIDA
El día 24 de octubre celebramos en Tánger un encuentro de oración y reflexión. Organizaba la Delegación diocesana de Vida Consagrada. Nos guió con palabras de luz nuestro hermano José Antonio Pagola. Nos habló de Iglesia y de Jesús, de evangelio, de alegría y de pobres. Nos habló del camino abierto por el profeta de Nazaret y nos animó a caminar tras de él, a recuperar el espíritu profético en la comunidad eclesial. Nos habló del seguimiento de Jesús desde los últimos: necesitamos releer el evangelio a la luz del sufrimiento de los pobres, desde el banco donde se sientan las víctimas de la injusticia. Nos habló de algunas tareas que es urgente realizar: convertirnos a Jesucristo, establecer una nueva relación con él, liberar la fuerza del evangelio.
Las palabras del hermano José Antonio resonaron con fuerza en el corazón de esta Iglesia que peregrina entre musulmanes como servidora de la esperanza.
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